miércoles, 30 de abril de 2014

SUEÑO FOGWILL

Teóricamente, podrá decirse que pensar e imaginar son, como autointerpretar el sueño durante el transcurso, formas de procesarlo de mala fe y arreglarlo para el consumo clínico. Pero cuando se ha abandonado cualquier propósito de conocimiento o de cura interesa más el goce del sueño que la producción de muestras para las biopsias del alma o del deseo.
Y nunca pude concebir forma alguna del goce que no integre los indispensables ejercicios de imaginar y de pensar. Lo mismo ocurre con escribir. Llamo a esto escribir.

Fogwill, La gran ventana de los sueños

Miguel Ángel Maya
30 de abril de 2014

viernes, 25 de abril de 2014

PRIPYIAT



Abandonar.
(Del fr. abandonner, y este del germ.*banna 'orden').
1. tr. Dejar, desamparar a alguien o algo.
2. tr. Dejar una ocupación, un intento, un derecho, etc., emprendido ya. En juegos y deportes, u. m. c. intr. Al tercer asalto, abandonó.
3. tr. Dejar un lugar, apartarse de él.
4. tr. Cesar de frecuentar o habitar un lugar.
5. tr. Apoyar, reclinar con dejadez. U. m. c. prnl.
6. tr. Entregar, confiar algo a una persona o cosa. U. m. c. prnl.
7. prnl. Dejarse dominar por afectos, pasiones o vicios.
8. prnl. Descuidar los intereses o las obligaciones.
9. prnl. Descuidar el aseo y la compostura.
10. prnl. Caer de ánimo, rendirse en las adversidades y contratiempos.

...De entre todos los lugares míticos en los que nunca he estado guardo con especial celo en mi futuro el centro mismo del abandono...
...A veces busco este lugar entre mis propias tinieblas. A veces sueño que estamos ahí y nos veo como una metáfora desolada. El pasado está ahí para rescatarlo o para volverlo grotesco. A veces soy demasiado duro con mis propias heridas y huyo...
...A veces no puedo escapar de las cicatrices y me enredo en esa maleza o me ahogo en ese pozo. A veces intuyo esa autobiografía a la que no llegan ni siquiera las palabras y los recuerdos de los demás, porque no estaban allí, porque se fueron, porque desertaron, porque se olvidaron de mí...
...De entre todos los lugares mitológicos en los que me gustaría morir, no en paz sino en plena guerra, en pleno fuego cruzado, no estamos ya nosotros, no queda ni una sola lágrima en la cantimplora ni un átomo de oxígeno en las mascarillas. No sirven ya estas palabras para explicarnos el mundo...

Miguel Ángel Maya
25 de abril de 2014

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martes, 22 de abril de 2014

LA LETTERA E LA METAFORA




«Sí, egregio editor, ha llegado la hora de decirle, con todo el respeto, que mientras continúe con este sistema de explotación integral de sus trabajadores, no podrá esperar de ellos un rendimiento superior a sus posibilidades. Hay una vida que hay que vivir, bicicletas que hay que montar, aceras que hay que pasear y puestas de sol que hay que disfrutar. En fin, la Naturaleza nos llama, egregio editor; y nosotros respondemos a su llamada»

(Cesare Pavese al editor Giulio Einaudi, después de que este último le encargase la edición de un manuscrito del prisionero Carlo Bini a cambio de seis cigarros puros que parece ser que Pavese llegó a recibir y que «Habiéndolos encontrado pésimos, me veo obligado a responderle que no puedo mantener un contrato iniciado bajo estos males auspicios»)

Miguel Ángel Maya
22 de abril de 2014
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sábado, 19 de abril de 2014

EL HIELO


...Ya estuve en la habitación de París con humo y jazz donde murió Rocamadour. Algún día, frente al pelotón de fusilamiento, también habré de recordarme de esa tarde remota en la que me llevaste a conocer el hielo...

Miguel Ángel Maya
19 de abril de 2014
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martes, 15 de abril de 2014

CRY


...En esta especie de estudio minucioso de la etimología de la crueldad y su reverso, el frío, suelo caminar alerta por las calles; suelo caminar atento a esa búsqueda, a esa palabra feroz que me arroje al infierno. Ya sabes...



...Te subes en Atocha. Te sientas enfrente. Más bien, me siento enfrente. Minifalda, leotardos, pasado. Presupongo. Me siento y me pongo a leer. Te miro de reojo. Miras tu propio reflejo por la ventana. Las ventanas en los túneles apenas nos devuelven nuestra imagen. Nadie esperaría otra cosa. Te miro de reojo y me doy cuenta de que estás llorando. Pongo cara de póker. Vuelvo al libro. Pero ya no puedo dejar de contemplar tu llanto. Intento buscar apresuradamente una llama, una veloz razón que drene ese llanto. No la encuentro. Pienso qué puedo darte de entre todo lo que llevo en mi mochila. No hay nada. Lo más cerca a una sonrisa es un plano del Musée d'Orsay. Sonrío sólo imaginándote dentro de las razones de tu llanto y viéndome, desconocido, sacando de su mochila un plano del Musée d'Orsay, como si eso fuera a...
...Pienso cómo hacer, pero te levantas, sin dejar de llorar, y te bajas del tren...
...Bajas. Yo me quedo en el tren. Vuelvo al libro. Pienso, una y otra vez, para qué, si no para drenar llantos desconocidos, llevo en la mochila un plano del Musée d'Orsary desde hace dos años...

Miguel Ángel Maya
15 de abril de 2014

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viernes, 11 de abril de 2014

ALBA


...Recorro las calles del amanecer de la ciudad...
...Camino hacia la estación, mochila a la espalda. Llevo en mi piel todas las veces que repetí exactamente esos mismos verbos: caminar mochila a la espalda por las entrañas de una ciudad mientras esta se despereza...
...La iconografía de la huida ha cambiado un poco en mí: antes imaginaba trenes como animales mitológicos. Nunca aviones. Ahora me imagino en mi Fiat Joplin, con la música adecuada, con el amanecer adecuado, acompañado de quien me quiere. A medida que mi cuerpo recuerda la sensación me digo que es una forma de óxido tener que recordar la felicidad: tus propios pasos en una ciudad fantasmagórica que empieza a iluminarse, que poco a poco se va llenando de gente, con los bares recién abiertos, con los primeros trenes de la mañana, los primeros barcos, el primer aliento, el primer café, el aire del principio de los tiempos...
...Recorro las calles y llego a un tren, mochila a la espalda en tiempos de trolley, y no puedo evitar sentir que la felicidad se parece a eso...

Miguel Ángel Maya
11 de abril de 2014

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sábado, 5 de abril de 2014

DETRÁS


...Se cierra el telón, o se abre, no importa. Me importa lo que hay detrás. Me importa la música que desprenden ciertas cosas. Me importa el olor. Descubro América. Descubro la pólvora. Descubro la Ley de la Relatividad. Descubro el horizonte. Los pesados barcos hacen equilibrios en esa línea frágil y ambigua entre el cielo y el mar. Aguzo la vista, olisqueo el salitre de la tarde. El mar pone las cosas en su sitio. Pone en su sitio el relato del pasado y el brutal e inhóspito futuro. Me estremezco. Es la piel, es la música, me digo. Es lo que hay detrás de cada evidencia, cada vez que la realidad chirría, cada vez que los datos se contradicen y entrechocan: pelotas de goma y deportaciones arbitrarias. Todo chirría y hace falta una suerte de oído absoluto para entresacar la música que subyace a esta película de serie b. Voy rescatando cuentos de la periferia de la historia. Malvivo. Busco detrás. Me conformo con que el mar siga poniendo las cosas en su sitio. «Tiñes mis días de fatal melancolía». Me conformo con la trapecista que se suicida en cada palabra. Y ahí me quedo...

Miguel Ángel Maya
5 de abril de 2014

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