miércoles, 19 de febrero de 2014

INSÓLITAS REUNIONES



No existe el futuro. No existe el pasado. ¿No lo ves? El tiempo es
simultáneo, una joya de estructura intrincada que los seres humanos
insisten en contemplar solo desde un lado cada vez, cuando el
diseño total resulta visible en cada cara.

Watchmen, Alan Moore

Obra y vida de Alan Moore

El escritor inglés Alan Moore es ciego de un ojo y sordo de un oído. Nació en 1953, en la ciudad de Northampton, donde hoy reside con su esposa Melinda Gebbie.
En 1999 compiló en un solo volumen, junto al dibujante Eddie Campbell, la novela gráfica From Hell. Uno de los párrafos de su introducción podría servir perfectamente, palabra por palabra, para introducir también La insólita reunión de los nueve Ricardo Zacarías: "Esta obra es la autopsia de un acontecimiento histórico, que utiliza la ficción a modo de bisturí. Todos los personajes que aparecen en la historia existieron realmente. Las motivaciones que les he atribuido y las palabras que he puesto en sus bocas están basadas en la medida de lo posible en la más rigurosa investigación histórica. También me he apoyado en mis intuiciones y conjeturas, las cuales, si no son acertadas, por lo menos sí son informadas. Hasta donde yo sé, ningún hecho de la historia contradice los que se hayan presentado con anterioridad y no se ha ignorado ningún acontecimiento importante. En teoría, los eventos que se detallan en estas páginas podrían haberse desarrollado exactamente como los describimos".
En la actualidad, Alan Moore trabaja en la teoría y la práctica de la magia.

Colectivo Juan de Madre, La insólita reunión de los nueve Ricardo Zacarías (Aristas Martínez)


...Y de repente, casi sin esperarlo, uno abre un libro y encuentra uno de esos tesoros por los que se ha pasado media vida leyendo, y encuentra afinidad literaria, y encuentra aire nuevo, y se encuentra con esa emoción en la boca del estómago, y se dice, sí, era esto...
...Y sigue buscando...

Miguel Ángel Maya
19 de febrero de 2014

P.D. La foto está tomada de aquí.

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miércoles, 12 de febrero de 2014

BRUILLARD


...Llueve. Camino por la ciudad bajo un concierto de gaviotas. Llevo sombrero. Escribo. Hago un alto en el camino que se llama Mercadona o que se llama excusa. Un niño de unos cinco o seis años le explica a un señor mayor que aunque parezca que la Tierra está quieta "sólo lo parece porque no para de moverse". Sigo a la extraña pareja, el niño explica apasionadamente con un sinfín de gestos que contrastan con los pasos cansados del señor mayor. "Entonces, ¿lo entiendes ahora, abuelo?", dice como dándole la última oportunidad para no darse por vencido. El abuelo sonríe y dice que sí, que ahora sí lo ha entendido. Vuelvo. Afuera llueve. Las gaviotas prosiguen con su concierto de graznidos. A veces consigo oler el mar y el olor se mezcla con el de la lluvia. Titila el documento word y veo mi reflejo en la ventana. Miro mis dedos y mis ojeras. Bruillard, pienso casi sin querer. Se me viene esa palabra. Me acuerdo de Seigfried Meir y de Georges Moustaky. Me asomo a mi garganta y vuelve a ser como un pozo. Escribo y lloro. Uno no debería hacer los dos verbos a la vez salvo que esté en la cubierta de un barco o salvo que ese barco se hunda y uno quede atrapado en la sala de mandos y quiera que la tinta se vaya borrando en el fondo del mar. Bruillard, repito. Hablo con M. Es la primera vez que hablo con una directora de cásting. Tiene acento andaluz. Soy un director de cine amateur. Llueve. Bruillard...

Miguel Ángel Maya
12 de febrero de 2014

P.D. La foto está tomada de aquí.

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jueves, 6 de febrero de 2014

NIN


...En el puerto hay una danza de barcos bajo el sol...
...Hoy hacía un día primaveral en el puerto. Lo recorrí junto a mi perro. Nos sentamos a mirar la danza...
...Leí los diarios de Anaïs Nin durante un verano, en la playa. Asocio Anaïs Nin al griterío de la playa, al olor del cuerpo de A., sapore di sale, sapore di mare, que decía Mr. Paoli: quando esci dall'acqua e ti vieni a sdraiare vicino a me...
...Encuentro el mismo libro, que no huele a mar sino a páginas viejas, Plaza & Janés, 1993, lo abro y leo lo que subrayé:

Los días malos doy paseos junto a las vías del tren. Pero como nunca he sido capaz de leer una guía de ferrocarriles, nunca acierto la hora oportuna, y como me canso antes de que llegue el tren a librarme de las dificultades de la vida, me vuelvo a casa. Es posible que esta fascinación que siento por morir en un accidente tenga alguna relación con el traumático período de mi infancia en que echaba de menos una muerte así. En Neuilly teníamos una criada (era cuando yo contaba dos años y mi hermano Thorvald acababa de nacer). Mi padre debió de seducirla y después la olvidó. Como quiera que fuese, ella quería vengarse. Nos llevó a mí y a mi hermano de paseo, y dejó el cochecito, poniéndome a mí junto a él, en plena vía del tren. Pero el guardagujas nos vio y, como era padre de siete niños, arriesgó su propia vida corriendo hacia nosotros justo a tiepo para alejar el cochecito de un puntapié y sacarme a mí en brazos. El acontecimiento se quedó grabado en nuestra memoria. Todavía me acuerdo de las camas cubiertas de juguetes para los siete hijos del hombre que salvó nuestras vidas.

Y también:

Así, delicadeza y violencia están a punto de conocerse y desafiarse mutuamente.

Y también:

¿Habéis estado alguna vez en un cine cuando ya se ha ido todo el mundo? La películas son como una dosis de opio, y salir a la calle produce una conmoción, es un brutal despertar del sueño en que se estaba sumergido. Pero cuando te quedas no despiertas nunca. El sueño sigue. A veces me duermo un rato y cuando vuelvo a despertar sigo viendo las imágenes en la pantalla, y no puedo encontrar ninguna diferencia entre el sueño y la película.

...Siempre que encuentro libros subrayados por mí siento una extraña conmoción y me sorprendo acometiendo una especie de indagación quirúrgica en quién fui y quién soy. Casi siempre me reconozco en las razones. El primer párrafo sé que lo señalé porque me sorprendió la crudeza con que lo cuenta todo. El segundo lo subrayé porque la delicadeza y la violencia siempre fueron dos de mis puntos gravitatorios, desde pequeño, no sé por qué. El tercero lo señalé porque cuando lo leí, en aquellos años, fue cuando empecé a ir al cine solo, a probar el placer del cine, no como acontecimiento, como salir, como beber, como estar con amigos, sino como un inmenso placer en sí mismo. Y sí, recuerdo que me fascinaba esa magia...
...En fin. Eso...

Miguel Ángel Maya
6 de febrero de 2014

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sábado, 1 de febrero de 2014

PASOS PERDIDOS


 Alguien
hermano de tu muerte
te arrebata te apresa te desquicia
y tú indefenso
estas cartas le escribes.


Raúl Gómez Jattin

...Siguiéndole los pasos a la poetisa Debrah Wycliffe me entero, casi por casualidad, de pasada en un artículo en The New Yorker, en una línea y media de un artículo en el que se hablaba de otra cosa, de algo alucinante: cuando fue asesinada estaba traduciendo al inglés dos libros de Andrés Caicedo: Que viva la música, para la editorial neoyorkina Farrar, Strauss & Giroux, y Angelitos empantanados, para una pequeña editorial de Chicago especializada en literatura infantil...
...Es entonces cuando, de nuevo casi sin quererlo, me entero de su viaje a Bogotá y de cómo entró en contacto con gente que había tenido que ver con el grupo de teatro de Andrés Caicedo en Cali, y con la filmoteca que puso en marcha y con Ciudad Solar, aquella especie de comuna en la que vivió durante un tiempo...
...Andrés Caicedo y Raúl Gómez Jattin, nacido y muerto en Cartagena de Indias, fueron mis grandes descubrimientos literarios cuando estuve en Bogotá. Es curioso cómo unos pasos que uno cree perdidos vuelven de pronto, una noche, sin avisar. Esa noche, siguiendo los pasos de Debrah Wycliffe encuentro conexiones entre el Nuevo Incendiarismo y Ciudad Solar, y con la poesía de Jattin. Esa noche me quedo hasta tarde viendo una extensa entrevista a Raúl Gómez Jattin...
...Siguiendo ahora los pasos de Jattin vuelvo a recordar mi búsqueda de dos de sus libros póstumos: Esplendor en la mariposa y Los poetas, amor mío. Esa misma noche, sin yo saberlo, L. se va a Cartagena de Indias porque la han invitado al Hay Festival. De Cartagena recuerdo un café y una tienda de discos a la que iba a escuchar a Charly García y a recuperarme sonoramente de la amigdalitis que me había traído del viaje en velero entre Panamá y Colombia. También recuerdo una librería pequeña, en una plaza. A ninguno de los tres sitios sabría volver. En Cartagena basta escarbar un poco para dejar atrás esa primera capa de tierra de cartón-piedra turística, que es García Márquez, y encontrarse de bruces, más cerca del infierno, con gente de la calaña de Raúl Gómez Jattin. Escribo a L. para que busque esos dos libros y sacie mi fiebre y sacie su fiebre, porque sé que son libros que ella no sabe que estaba buscando...
...Todo esto es casualidad. Me pregunto si tendrá sentido esta conjunción de noches en puntos tan distantes del mundo. No tengo respuesta a por qué ahora Debrah, por qué ahora estos pasos perdidos, por qué ahora todo esto. Leo el último email de Debrah que hay en la bandeja de entrada de mi email: es una fotografía de Weegee en la que aparecen unos niños jugando en una fuente rota en una calle de Nueva York. Como quería escribirle un email con detenimiento no le contesté, esperando que en los próximos días encontraría un hueco. Tres días después apareció brutalmente asesinada en Coney Island y las palabras que tenía para ella no se las he podido decir, todavía, a nadie...

Miguel Ángel Maya
1 de febrero de 2014

P.D. La foto es de Saul Leiter y está tomada de aquí

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