jueves, 31 de enero de 2013



...¿Y eso que me dijo un mago mientras recogía sus bártulos, la historia de que volar es solamente para los pájaros, eso dónde lo ponemos?, preguntas frunciendo el ceño por el sol, apartándote el pelo de la cara...
...Conduzco y me encuentro con mi editor que me da la prueba de imprenta, ya sí, física. Hay que ver texturas y brillos y ver las cosas cerebralmente, pero yo no puedo. El milagro del objeto-libro es demasiado fuerte. El libro pasa a ser el centro gravitatorio de todo. Es curioso cómo la visión del mundo se vuelve grotesca cuando nos pasa algo así: yo llevo mi libro en el pecho y el mundo sigue andando, para el mundo ese objeto es completamente insignificante. Mi centro gravitatorio apenas influye en el devenir...
...Ahora habrá que desnudarse, te digo, habrá que estar a la altura en el striptease, habrá que ser honesto en los pasos y en las huellas, y olvidarse de las hipocondrías y de la tierra en la garganta. Saber que la insignificancia en el llanto o en la desnudez o en la espera es también una posibilidad...
...Battiato decía: Non hai fiori bianche per me, y con esa frase construía un castillo en el que refugiarse, y un lugar donde entregarte la leña y arroparte y morderte la nuca...
...Y sin magia pero sin pausa: eccomi qua, digo ensayando dos o tres truquitos con los que acordarme un poco más de tus pupilas...

Miguel Ángel Maya
31 de enero de 2013

P.D. La foto es de Davide Sorrenti.
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viernes, 25 de enero de 2013


...Me leí Literatura + Enfermedad = Enfermedad en una cama revuelta...
...Una cama revuelta que está entre las cosas desintegradas en ácido de mi biografía. Una cama revuelta por la que también pasé yo para quedarme y para sumergirme. Una cama revuelta al lado de un piano. Una puerta entreabierta. Un gato. Una cama revuelta que ahora me empeño en borrar de todas las reglas mnemotécnicas con las que aprendí a buscarte o a seguirte o a dispararnos...
...Todavía no conocía la voz de Bolaño, ni sabía que meses después él iba a morir, ni que meses después yo iba a seguir soñando contigo...
...El domingo pasado, antes de que pasara todo, iba grabando la sinopsis de un guión de largometraje mientras conducía. Ruibal cantaba Ve y dile que no se detenga en su huida, que no me destroce la vida, que no se preocupe por nada y entre escena y escena me decía que tenía que escribirle a Joaquín Calderón para que me dejara esa canción para la última escena: veía a las actrices moviéndose...
...Tengo una entrada preparada desde hace meses: La misteriosa aparición de la realidad descuartizada en el Río Po. Es una entrada que voy enriqueciendo, y que se me ocurrió a propósito de una noticia: la detención en Italia de un tipo, acusado de asesinar, descuartizar y arrojar a su amante al río Po, descubierto porque escribe ese crimen en una novela de ficción...
...Si el policía de las ratas leyera mis diarios me acusaría de todos los crímenes, y tú me abandonarías para siempre, y yo me cubriría de escalofríos agrios, como el cielo centroeuropeo de hoy...
...Los médicos, circunspectos, me observan: soy un conejillo de Indias en sus manos. Tengo un problema. Temo que sea grave. Lo incomprensible siempre es grave. Lo anormal, el fallo, la cicatriz, lo anómalo, lo disfuncional, lo raro frente a la rutina, siempre es alarmante... 
...Es curioso cómo todo pasa a un segundo plano: cómo la enfermedad, la anomalía, la más mínima alarma, te hace replegarte en ti como un insecto indefenso ante una simple ventisca. Es curioso cómo la alerta, entre diagnóstico y diagnóstico, hace que el inmenso mundo de ahí afuera esté completamente saturado por los pequeños procesos corporales y cómo el temblor de futuro lo envuelve todo en una tristeza pesada...
...Me olvidé de esa cama revuelta y de cómo me dabas la mano...
...Ojalá esto no sea nada, digo abriendo el documento word para seguir escribiendo más allá de los médicos, como en una llorosa inercia donde todo es escritura y es colección de palabras para engañar a la preocupación y al miedo y al por qué fallar ahora...
...Con lo bien que me vendría ahora tu beso en las sienes aunque más allá de la ventana no estuviera París. Con lo necesario que sería ahora no estar solo...




Miguel Ángel Maya
25 de enero de 2013

P.D. I La primera foto es de Alex Howitt. La segunda no lo sé. 
P.D. II (possible soundtrack)
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miércoles, 16 de enero de 2013



...La locura. Medicinalmente la locura. Las venas pequeñas que se van rompiendo. La locura de quien más quieres. Ella te cuidaba. Ahora dice que le pasa algo, que no sabe que es y que a ver si se le soluciona esto. Habla del teatro de las luces. No sabe qué es pero responde al abrazo. Ahora tú la cuidas. Eras pequeño y te ponía el desayuno y te llevaba al colegio y te daba su mano, en el invierno, cruzando el parque. Ahora, en cuestión de días, se convirtió en una desconocida y en una niña pequeña. El paso del tiempo, biológica y metafóricamente, es despiadado y repentino y ruín. Podías haberme dado unos días para que me acostumbrara a desconocerla, digo por las noches, lloro por las noches. La locura. Sin sintaxis. Lo roto, sin verbo. De repente, sólo el recuerdo. Su mirada perdida. Su sonrisa. A ver si se soluciona esto. Sí, ya verás como sí. La saliva. La caricia. La locura. Sí, la locura...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 16 de enero de 2013

P.D. La foto es de Maciek Lesniak, a quien conocí en el blog de Emma Gunst (que fue de donde la robé)

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domingo, 13 de enero de 2013

TRIESTE


...Hice un repentino viaje en tren a Trieste...
...Una noche, en una estación del metro de Nápoles (creo que era la de Mergellina) conocí a una chica que vivía en Trieste. Se refería a Trieste como la Triste Trieste. Cuando lo decía reía. No se daba cuenta de que yo, que nunca había estado en Trieste, no me podía creer que esa sonrisa estuviera anclada en la Triste Trieste; no me podía creer que Trieste fuera triste...
...Hasta que la conocí a ella, la única triestina que conocía era Ilona, la amante de Maqroll, uno de esos personajes tan poderosos que hacen que me pregunte qué estarán haciendo, como sucede con esos amigos que algún día desaparecieron de mi vida...
...Hubo un tiempo en que Maqroll me salvaba la vida: leer sus aventuras era irme a otro lugar. Luego, claro, vinieron otros libros que me salvaron, pero que me salvaron, curiosamente, desde la topografía, desde lo espacial, como si fueran cartografías o accidentes geográficos en los que perderme y no palabras a las que agarrarme...
...Hice un repentino viaje en tren a Trieste, persiguiendo a un personaje que ha decidido abandonarme. Lo he encontrado. La he encontrado. Estaba en un café, tomándose una cerveza con su coreógrafo. He adivinado sus bragas rojas bajo la falda vaquera. Cuando me ha visto ha resoplado. Me he quitado el sombrero, le he dado la mano al coreógrafo, y ella me ha susurrado: Migue, yo sé que te he querido mucho, pero no recuerdo quién eres...
...Trieste es preciosa. Recorrer suavemente la Triste Trieste recién apuñalado es una experiencia bizarra...





Miguel Ángel Maya 
Trieste, 12 de enero de 2013

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viernes, 11 de enero de 2013

EL HOMBRE QUE DECÍA HABER SALVADO A REBECA B.


Ladys & Gentlemen...
Les presento a la trapecista Rebeca B. 
En febrero dará su último salto mortal a las librerías con la maravillosa portada de Ana Maya

(Seguiremos informando)

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martes, 8 de enero de 2013

MENESES



Con diecinueve años gané un premio de novela muy menor que decidí invertir en un largo viaje por Latinoamérica. Era un viaje que siempre había querido hacer, pero para el que siempre me había faltado el dinero.
Hasta entonces, me había contentado con ejercer mi espíritu viajero con distintos interraíles por Europa o yéndome a trabajar a algún lugar lejano en verano. Es decir, tenía el espíritu pero me faltaban experiencias. El hecho de encontrarme de un día para otro con una cantidad económica suficiente para poder ponerme una mochila a la espalda e irme durante muchos meses a esa parte del mundo que deseaba conocer desde chico era para mí La Felicidad, con mayúsculas.




Sin embargo, desde que anuncié mi decisión hasta el día que me marché, no hubo un solo día en que, aquellos que me querían, familiares, amigos, ex novias, intentaran que desistiera de mi propósito: mi futuro viaje era una tierra demasiado incógnita, lleno de peligros, de ogros malvados y otros personajes malignos, selvas, de posibles contratiempos, de lugares desconocidos y en los que tendría que tratar con tipos de mal vivir y peor dormir. Con el dinero podía comprarme un coche o una moto, como habían hecho dos de mis mejores amigos, ¿por qué irlo dilapidando en aventuras entre México y Buenos Aires? Claro, pero es que de eso se trataba, de vivir esa aventura. Yo lo sabía y era lo que deseaba desde que recorría con la yema de mis dedos el curso del Amazonas o las zonas verdes en los atlas, pero no me sentía legitimado para explicarlo, mucho menos para explicárselo a gente mayor y responsable que me veía como un temerario, o a gente de mi edad para quienes la vida era el hogar y las calles conocidas.
No me sentí legitimado hasta que leí una entrevista con Enrique Meneses en un periódico, creo recordar que en El País. En aquel entonces era para mí un tipo viejo, que había estado en Sierra Maestra, que había vivido aventuras; pero un tipo viejo que hablaba con un entusiasmo que, hasta entonces, yo había atribuido sólo a la juventud, o al menos a mi juventud.




En esa entrevista Enrique Meneses decía que no concebía a un chico o chica joven que no quisiera irse y vivir aventuras y buscarse o perderse o encontrarse, conocer lugares lejanos; que no concebía a un periodista joven sentado en una redacción sino yéndose lejos a buscar contar lo que no se puede contar. Aquella entrevista tuvo un efecto de inyección brutal de moral y de entusiasmo.
Compré el billete (sólo de ida) a La Habana gracias a sus palabras, y me dediqué durante nueve meses a vivir aventuras por México, Centroamérica y Sudamérica; crucé fronteras, estuve en selvas, en playas recónditas, dormí en lugares inconfesables y conocí a personas maravillosas. Ese viaje es quizás de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Probablemente, no podría ser lo que soy ahora de no haber hecho ese viaje iniciático con el entusiasmo de un cachorrillo inexperto, y fue Enrique Meneses quien sin saberlo me dio el valor para no atender a todos aquellos que, por mi bien, me pedían que no lo hiciera
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Muchísimo tiempo después le escribí por medio de Facebook para contarle esto que acabo de escribir y agradecerle personalmente que sus palabras me hubieran cambiado la vida. A él le impresionó mucho la historia y me respondió con muchísimo cariño. Poco después vi por casualidad que había enlazado mi blog al suyo, y me sentí especial, orgulloso, emocionado, porque alguien cuyas pupilas habían visto tanto, no hubiera perdido el entusiasmo, no se hubiera dejado llevar por el cinismo o el desencanto, y disfrutara leyendo el blog de un Don Nadie como yo (y sobre todo porque al pasar el ratón por encima, se leía: “Un gran poeta y músico. Enamorado de la aventura como yo”)
Quería haberlo conocido personalmente, pero mi timidez me impidió escribirle nunca para preguntarle dónde vivía y hacerle una visita. Es algo de lo que siempre me arrepentiré.
Anoche tenía insomnio. De madrugada me enteré en la Red de su muerte. Mirando al techo me acordé de aquel viaje odiseico que me cambió la vida. Lloré y sonreí, y pensé en cómo sería, para alguien con su vitalismo y su avidez de conocimientos la percepción de la muerte, el momento de morir.
Y te deseé buen viaje, Enrique, soñador definitivo, que soñabas y estabas en el mundo. Y volví a darte las gracias por haber pasado por mi vida.

Migue


P.D. Las fotos están tomadas de esta extraordinaria entrevista en Jot Down.

P.D. II

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lunes, 7 de enero de 2013



Los labios de Rebeca B. son fríos, acartonados y azules, sobre todo si el mar ha arrojado su cuerpo a la playa, y ella está inconsciente. No hay mucha diferencia entre un beso y un boca a boca, sólo que en el segundo caso su cuerpo está de este lado, pero lo más intangible de ella está adentrándose en los confines de aquello, y que ella vuelva o se quede enredada en esos confines depende de que mi aire llegue a sus pulmones en ese desesperado beso. Si uno está enamorado de Rebeca B., tal vez la única oportunidad que tiene de besarla es que la inercia del mar traiga su cuerpo desmayado hasta la arena de una playa en cuyo horizonte se ven las siluetas de los barcos petroleros más allá de la neblina. Una oportunidad entre un millón, supongo, pero fue la única que yo tuve.

Miguel Ángel Maya
El hombre que decía haber salvado a Rebeca B.


P.D. La ilustración es de Ana Maya

jueves, 3 de enero de 2013

IL ÉTAIT UNE FOIS




...El cuento empieza de nuevo. Todo empieza de nuevo. El cine, el cielo, la piel, el alcohol, el sueño, el lobo, los tejados...
...Subirse a un avión que sobrevuela París y ver la maqueta de París y los oasis en la noche, un avión con todos nuestros sueños y nuestras vísceras, con un motor que se rompe y un comandante que anuncia que ha decidido regresar a Orly por un problema técnico, y ver cómo se acerca París y ver cómo la noche tiene el color de un desierto emocionante...
...Y empezar de nuevo el cuento, sí, quemar las naves, desnudarte, devorarte... Publicar tu primer libro el primer mes del año; rodar tu primera película con la misma edad que tenía Georges Méliès cuando rodó su primera película, durante los primeros compases del año; dar tu primer beso el primer día de enero de 2013; hacer el amor o dejar que él nos haga, como en Muchacha Punk, en la penumbra de Montmartre, junto a las velas y al ron; aprender otra vez a volar, aprenderlo todo, mirarte; desperezarnos como gatos, ver películas como perezosos personajes, sin saber nada del fallo del motor del avión, del futuro de muerte, del cielo gris maravilloso y emocionante de París, de las calles y los adoquines y los libros abandonados y enjaulados como especies protegidas...
...El cuento empieza de nuevo, y estoy decidido a sacudirme la herrumbre y a lanzarme al vacío...
...Juro que nunca volveré a tener sed...

Miguel Ángel Maya
París, 3 de enero de 2013

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