martes, 31 de agosto de 2010




...La primera vez que vi una red, o que recuerdo haber visto una red, fue en Punta Umbría: tenía cinco o seis años. La red estaba dentro de una barca varada en una minúscula bahía con arena negruzca. Olía a mar...
...Me fascinaba pensar que la red se sumergía en el mar, se cerraba, era un testigo inerte del abismo oceánico, y cuando salía a la superficie estaba llena de peces...
...Siempre he pensado que vivir es un asunto de percepción: de ser testigo consciente de todo lo que nos pasa alrededor, de lo que le pasa a nuestro cuerpo, a nuestra vida, de percibir las señales de los azares, las alarmas, las corazonadas, las tonterías que nos estremecen...

...En realidad nunca he sabido verbalizarlo, ni sé por qué, pero desde siempre he recorrido mapas con los dedos, y supongo que empezaré a morir el día en que deje de soñar estar en alguna parte: es un asunto de percepción: me parecen milagrosas esas cámaras que se adentran en el cuerpo humano o que son capaces de reportarnos la imagen de treinta y tres mineros atrapados...



...La verdad es que no sé por qué me parecían misteriosas las redes sobre una barca después de haber estado en un lugar, el fondo del océano, para mí insondable: supongo que porque veía que habían vivido...

...Ahora estoy en un momento vital de transición, doy vueltas como una peonza encendida, vivo en una extraña incertidumbre: sé que dentro de un mes todo será distinto, y tengo la sensación de que los azares van a convertirse en una estimulante (y temerosa a veces) inyección de posibles variantes. Sólo unas cuantas cosas permanecen, dos o tres anclas: mis dedos sobre las teclas del piano, por ejemplo, la música que calma mis tímpanos, el latido, los sueños, Hiva Oa o Brel...


...Hace unos días me abrí una cuenta en facebook. Supongo que quería saber lo que era, buscar nombres de ex amantes, encontrar algo ahí donde tanta gente me decía que se asomaba. No sé si será una de esas cosas de las que me aburriré pronto, pero hay algo que me fascina: la cantidad de nombres desconocidos que aparecen en mi muro, amigos de amigos que entran y salen, que comentan fotos en las que hay etiquetadas personas, y varios etcéteras en progresión geométrica...

...Cuando entro en esos perfiles desconocidos, o en esos en los que según facebook podría hipotéticamente conocer (por ser amigos de amigos), pienso en una colmena de vidas, en vidas que edifican sus propias historias en espacios y tiempos que interactúan, que a veces ni siquiera se tocan o que se penetran hasta el fondo, y me acuerdo de ese cortometraje que vi por casualidad hace un par de años...








...Me fascinó, y me recordó a los últimos capítulos de la segunda (o primera) parte de Últimas 2 horas y 58 minutos, pero harían falta muchas más palabras para explicar esa absurda conexión de ideas...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 31 agosto 2010

jueves, 26 de agosto de 2010

¿Cómo haremos para desaparecer?




...Algunas entradas atrás hablaba de una chica que tenía ojeras y de Vila-Matas...
...Días después me escribió Raquel para contarme cosas de su vida y decirme que tiempo atrás ella también se sintió muy cerca de Vila-Matas. Quería ponerme una cita que creía suya, y que no recordaba bien y que decía: ¿Cómo haremos para desaparecer? Cuando la metió en el buscador de yahoo, lo primero que le apareció fue: Cómo hacer desaparecer las ojeras...



...Vila-Matas ha dedicado mucho tiempo a la gente que desaparece: a esa gente que un buen día decide perderse, esfumarse, callarse, pasar desapercibido. Me suelen atraer esos personajes que un día deciden no escribir más, no pintar más, cambiar de rumbo, lanzarse a algún vacío o dormirse en los laureles antes de que éstos se marchiten...

...A mí, además de esa gente que desaparece en un sentido si se quiere metafórico, también me atraen los magos, la gente que hace desaparecer de verdad, que sierran mujeres, que sacan conejos de la chistera...

...Greta Garbo, por ejemplo, no sólo desapareció quemándose poco a poco entre fotogramas que ardieron, sino en la vida, en las calles. Ava Gardner también. Las dos tenían ojeras y una voz que sólo pueden tener las personas que han vivido. Ava Gardner nunca quiso disimular ni sus ojeras ni sus cicatrices...



...Siempre me gustó el modo en que se llama al maquillaje en italiano: trucco. Cuando nos pintamos los labios, o disimulamos las ojeras, o las arrugas, o resaltamos la mirada con rímel, o camuflamos una cicatriz o una huella en la piel, en italiano, estamos haciendo lo mismo que hacen los magos: truccare la realtà...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 26 agosto, 2010


P.D.

martes, 24 de agosto de 2010




EN DICIEMBRE DE 1978 hice el amor con una muchacha punk.
Decir "hice el amor" es un decir, porque el amor ya estaba hecho
antes de mi llegada a Londres y aquello que ella y yo hicimos,
ese montón de cosas que "hicimos" ella y yo, no eran el amor
y ni siquiera –me atrevería hoy a demostrarlo–, eran un amor: eran eso y sólo eso eran.
Lo que interesa en esta historia es que la muchacha punk y yo nos "acostamos juntos".
Otro decir, porque todo habría sido igual si no hubiésemos renunciado a nuestra posición bípeda, –integrando eso (¿el amor?) al hábitat de los sueños:
la horizontal, la oscuridad del cuarto, la oscuridad del interior
de nuestros cuerpos; eso.

Fogwill, Muchacha Punk





...Estuve recostado en un olivar en ninguna parte, oscilando entre los párpados caídos y las miradas a la silueta de Arcos de la Frontera. Pero regresé. Y apenas uno pone los pies en la tierra se termina la felicidad: no había terminado de regresar cuando Braulio me dijo que Fogwill había dejado de incordiar, al menos en este mundo de vivos, cambalache, problemático y febril...





...Supe que estaba vivo en Nápoles, cuando estaba vivo, gracias a que Martín sacó del Cervantes o trajo de Barcelona Vivir afuera, que empecé a leer y que abandoné...
...Luego leí una entrevista al Personaje Fogwill escapado de uno de sus libros, con los ojos saltones de loco y esas palabras afiladas esparcidas por todo un suplemento dominical respetable, y me cayó tan bien el personaje que empezó a interesarme casi más que el autor...

...Leí Muchacha Punk en el Internet Café de Nápoles donde trabajaba en el 2004, y ahí se me mezclaron Autor y Personaje como las bebidas de garrafón en una de esas borracheras monumentales que terminan con las piezas del puzzle saltando por los aires, con la baraja rota y con una resaca antológica...





...La última vez que estuve en Buenos Aires acababan de reeditar Los Pichiciegos, que yo no había leído: entré en una librería de Corrientes, lo vi allí y me lo compré. El librero miró el libro, miró el reloj y exclamó mirando al techo de la librería: "¡Tuve que esperar a las ocho de la tarde para que alguien se lleve por fin literatura de acá!"...

...Ya casi me lo había devorado entero cuando tomé el tren en Retiro. Bajé en Mitre y tuve que meterme en un bar, porque hacía falta algo de alcohol para digerir aquello...
...Sigo pensando que es uno de los mejores libros que he leído nunca y me jode, me jode mucho, que haya dejado de incordiar por acá...


Miguel Ángel Maya
Sevilla, 24 agosto, 2010

viernes, 20 de agosto de 2010

Who Will take My Dreams Away?



...Conduje hacia el fondo de la noche, y el miércoles por la mañana vi en la Calle Sierpes a una chica que no tenía más de veinte años y tenía unas ojerascomo de no haber dormido, y una voz como de no haber dormido nunca o como si toda su vida la hubiera pasado en una fiesta, y como si su hígado fuera un territorio desolado, parecido a los restos de una fiesta, y me pareció preciosa...
...Y me acordé de la chica sobre el puente, y de esos barcos renqueantes en los que viajé por el Amazonas. No sé qué me hizo asociar las dos cosas...






...También me acordé de un relato que escribí hace muchos años y que se publicó en unos libritos bajo el título de Cualquier tiempo pasado fue, y que ya no tengo, y que perdí para siempre cuando me robaron el portátil jurásico, y que ahora estará disperso en alguna parte, en algún posavasos, en alguna estantería, en alguna biblioteca provincial o polvorienta. Hablaba de una chica con ojeras de la que me enamoré cuando tenía once años y ella tenía quince, y que volví a encontrarme en un colegio electoral, con un chándal y empujando un carrito de niño, y sus ojeras de chica mala se habían convertido en ojeras de hastío:

A mí lo que me falta es elegancia. A ti te falta encanto, cielo, y no ir por ahí pidiéndome que traiga el cine hasta tus pies.





...No sé si sucedieron muchas cosas: quiero decir cosas que puedan relatarse épicamente, con verbos, pelos y señales, con exposiciones y nudos y desenlaces...
...Sucedió que seguí asomándome al libro de Marguerite Duras, y siguió estremeciéndome, aunque no encuentro la historia que me dejó K.O. cuando tenía catorce años, y encontré en youtube la entrevista con Vila-Matas de la que hablaba Dillinger: Vila-Matas está solo, bebido, escucha una canción francesa en la que se dice que todo se termina, y él dice que nadie antes de esa canción le había dicho algo tan terrible y tan crucial, y escucha un fado y habla sobre el llanto, y dice que probablemente la felicidad sea estar al lado de una chica maravillosa en una terraza de verano, lo dice como si se agarrara a un clavo ardiendo, como si no fuera capaz de más verdad. No sé por qué me siento ahora cerca de Vila-Matas, a veces me siento cerca de gente lejana. Quizás sea un mecanismo mental inconsciente porque Madame Duras fue su casera en París...









...Leí noticias absurdas, ayer, hoy, antes de ayer: que en Italia los mafiosos usan los sms enviados a programas de televisión para comunicarse con los mafiosos reclusos o que el ayuntamiento de Barcelona estudia multar a Shakira por no llevar casco en un vídeo musical. Es patético y dan ganas de dar un golpe sobre la mesa y romper la baraja, pero no se puede hacer porque lo impide una risa casi perezosa...
...Cuando leo noticias estúpidas pienso en el Gran Houdini y quiero marcharme, lejos, plus loin, con Gainsbourg o con Brel, a las Antípodas...




...Soy monitor en un campamento de verano. El lunes les puse a mis niños imágenes de Google Earth: la Giralda, la Gran Vía, la Torre Eiffel, el Big Ben, el Coliseo, las pirámides de Egipto, la Gran Muralla China, la Selva Amazónica, la Zona Cero. Muchos no sabían lo que había pasado allí, muchos ni siquiera habían nacido y vieron por primera vez los dos aviones estrellándose. Me pedían que lo pusiera otra vez, y me sorprendía su entusiasmo. También vieron cómo King Kong moría en el Empire State Building, con música de Al Jolson, feliz y cínica: al día siguiente, mis niños seguían comentando entre ellos la muerte de King Kong. No ha habido más palabras acerca de los aviones estrellándose en las Torres Gemelas...






...Muchos de ellos ni siquiera existían, y eso es algo que, a veces, me estremece, como me estremece pensar que cuando yo nací la voz de Marianne Faithfull ya estaba ahí, en el mundo, en esa cornisa sobre la que se balancea...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 20 agosto 2010

lunes, 16 de agosto de 2010

Cuando fui un angelito empantanado




Sus ojos han tenido que apretarse, brillando mucho.
Apretó el teléfono también y se llevó mi voz a su boca.
¿Se acuerda de ese día, Miguel Ángel?
Sí, me acuerdo de ese día, y podía sentir cómo mi voz, sin olor a la distancia,
con kilómetros de cable de por medio, se le metía a ella adentro.
Y por allá, ella sí convertía mi voz en perfume de hembra,
rosa y hoja de eucaliptus, después hablo de eso.


Andrés Caicedo, Angelitos Empantanados





...El título iba a ser otro: el título de esta entrada, el título de cualquiera de los libros que están apilados, virtualmente apilados, en los gigas de varios discos duros que temo perder o mojar, y que escribo detrás de la página de blogger...

...Una vez tecleé la dirección de este blog, pero lo hice tan rápido que en vez de blogspot puse blogpsot: y me salió una página muy rara. Pensé que alguien había usurpado esta página, y me di cuenta de que sentía que esta página era un territorio cada vez más mío, como todas las tierras incógnitas, ignotas o inhóspitas. Después sustituí miguelangelmaya por nairobi1976 y el resultado fue el mismo y me inquietó un poco. ¿Qué es lo que oculta esa errata: Blogpsot? ¿Quién está detrás de ella? Monsieur o Madame Blogpsot tal vez...




...Raquel sí, pero Vila-Matas no sabe que me gusta robarle fotos a su página web. No sé de dónde las saca, ni si es él mismo quien las cuelga. Vila-Matas tampoco sabe que es el protagonista de Memorias de una fiera: que es detenido en la cuneta de una carretera en México acusado de allanamiento de morada...

...Una vez oí decir (a él o a otro hablando de él, tal vez Dillinger) que él no era un escritor que tuviera problemas con el alcohol, sino un alcohólico que tenía problemas con la escritura...

...No sé por qué me pareció espeluznante y triste, aunque me dio risa...





...Hoy había viento, y el cielo estaba grisáceo, y me topé en la biblioteca con Angelitos Empantanados, el libro que me acompañó cuando me marché de Bogotá, y pensé que me habría gustado encontrarme con Marilyn en una cafetería, y pensaba en cómo sería el Mondoggy's Pizza de Magnolia Avenue, la calle principal de Saint Simons, el territorio mítico que anida o infecta muchos de los documentos word que entrechocan en el espacio virtual de varios discos duros...

...Sólo que eso es otra historia y no merece ser contada (al menos mientras vaya armado)...
;-)

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 16 agosto, 2010
*

jueves, 12 de agosto de 2010

6:22 am



...El despertador de mi móvil suena a las 6:22: Alba Molina cantando: Buscando entre la noche yo he perdío mi corazón, tú lo tienes en mis sueños y en mis sueños mando yo. Hace tres años, cuando me levantaba a la misma hora, sonaba el solo de piano con el que empieza Condition of the heart, de Prince. Cuando sonaba Condition of the heart estaba en Madrid, y tomaba un metro que me llevaba a una oficina donde daba asistencia técnica informática para clientes italianos que se habían comprado un ordenador en pccity y llamaban porque se les había roto o porque no sabían usarlo...
...Odiaba tener que levantarme para eso, y más todavía odio que ahora el solo maravilloso del inicio de la canción de Prince me recuerde a cuando tenía que levantarme para ir a trabajar a ese lugar infame...






...Ahora sí me gusta el lugar donde trabajo, y me gusta el porqué de lo que hago: le encuentro un sentido a levantarme a las 6:22...
...No me gustan las horas redondas, las en punto, las y cuarto o y media, y veinte, por eso lo pongo a las 6:22...
...La ciudad, o la periferia de la ciudad, todavía duerme, y como aquí estoy rodeado de campo, el aire de la mañana huele a veces al aire del campo por la mañana, y eso me gusta. Cuando me levantaba para estudiar antes de un examen, a esta hora, antes, hace años, olía también a cabras, y yo adoro el olor a cabras: lo que pasa es que construyeron unas pistas de tenis para la copa Davis, creo. No se volvieron a utilizar, creo, para ningún otro torneo, pero desde entonces el aire no trae olor a cabras...




...Me gusta hacerme el café, somnoliento, y bebérmelo, sentado en la cocina: me gustan estos pequeños procesos: la hornilla, el café, el momento en que se detiene todo y saboreo el café...
...Pienso cómo estará codificado genéticamente un gusto: mi bisabuelo adoraba el café, mi abuela adora el café, mi padre adora el café y yo adoro el café...
...Me gusta ducharme con agua fresca, y salir con el pelo mojado, y subir al coche, y bajar la ventanilla completamente, y ver la noche y sentir de nuevo el olor a campo y ponerme en marcha...
...La radio del Opel Corsa blanco y viejo está sintonizada en Radio 3, y a la hora en la que cruzo las calles de la SE-30, desiertas y nocturnas terminales, empieza, siempre, el programa Flor de Pasión...





...La sintonía es de Paul Mauriat, sobre un tema de Serge Gainsbourg, ese golfo genial. Ella dice que será nuestra canción del verano. Lo dice mirando al frente, sin darle importancia. Ni se imagina cómo me estremezco cada vez que lo dice...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 12 agosto 2010

domingo, 8 de agosto de 2010

Aquí y ahora



Muchas veces me pregunté, durante ese mes de espera, qué era lo que nos distinguía de los otros extranjeros que merodeaban por Sanlúcar, y la respuesta la obtuve, Señor, muchos meses después.
Estábamos, sí, contaminados, y de un mal más terrible que la peste negra o que la lepra: estábamos infectados de nuestros propios sueños. Y ellos temían el contagio. Saben que el germen de los sueños se propaga con la facilidad de una plaga. Saben que se bebe en los vasos y se come en los platos. Que se deja en las sábanas, Que se pega a las manos. Y que apesta los ojos que miran, y la boca que besa, y los oidos que escuchan, hasta que los ojos no ven, hasta que los oidos no oyen y la boca sólo habla mentiras.

Napoleón Baccino Ponce de León
Maluco.






...Aquí, en este mismo mar, hace casi dos décadas, hacía lo mismo que hoy: estar dentro del mar a merced de la marea, de la resaca, de las olas, del tiempo acompasado, durante horas que quedaban diluidas en el movimiento del sol, en los dibujos de las nubes, en los caprichos que el mar quería hacer con mi cuerpo...
...Aquí me quedaba mirando el horizonte, como ahora, mojado, saboreando la sal de los labios, pensando o sin pensar...
...Cuando me iba a dormir, por la noche, todavía sentía en mi cuerpo el vaivén de ese movimiento, de esa vida...




...Aquí, al lado de este mismo mar, leí con catorce años un libro titulado Yann Andréa Steiner, de Marguerite Duras, un libro del que no recuerdo absolutamente nada salvo que me estremeció, y me dejó muy tocado, y que describía en algún momento de sus páginas, el triángulo en movimiento de tres personas que caminan por la playa: una observa desde una ventana a dos personas que caminan lentamente por una playa desierta...

...Es curioso, he vuelto a ojearlo ahora, por si encontraba exactamente el pasaje de la descripción del triángulo, y me ha sorprendido lo mucho que tiene que ver ese libro con mi vida ahora: la colonia de verano, la monitora, el niño de seis años y medio, la historia sobre un naufragio y un tiburón que la monitora le cuenta a los niños, voraces y hambrientos de historias a pesar de que la monitora vive en guerra...
...En el libro de Marguerite Duras sólo he encontrado lo que tiene que ver conmigo ahora, no he encontrado lo que me estremeció, aquí y entonces...





...Aquí, en la cama de un apartamento al lado de la playa, que olía a crema hidratante después del sol y a apartamento de playa, y pies descalzos con la arena fina que insistía en volver en las mochilas y las bolsas y los bañadores impregnados de salitre, cuando volvíamos y el sol ya se había puesto, empecé a leer mucho tiempo atrás la novela Maluco, de Napoleón Baccino Ponce de León, un pseudónimo, supongo...
...Y me apasionó probablemente más de lo que lo haría ahora, pero aun así sé por qué lo hizo: probablemente no sea tan distinto al que era entonces...




...En la página 87, Marguerite Duras dice:

El niño contempla la playa con insistencia, no comprende cómo se encuentra allí esa playa sin que él la haya visto nunca
...


...Yo me estremezco, aquí y ahora, como cuando me estremecía aquí por aquel entonces...

Miguel Ángel Maya
La Antilla, 7 agosto 2010

lunes, 2 de agosto de 2010

Música y camaleones, supongo


Aunque cierres los ojos, hueles y oyes:
esto es el mar, no lo dudes,
hasta el viento que te da en la cara es el mar.
No es mi mar, estás a punto de decir, pero saludas
a un pescador que te responde sin quitar los ojos de sus líneas.
Tú también te quedas ahí mirando mirando,
pendiente del tirón que acaso curve la caña.
En este mar no hay bagres ni bogas, piensas,
pero un temblor de la caña te hace acercarte aún más.
Ahora sopla del sur, ¿de qué sur?, pero te inclinas
a encender tu cigarrillo en la brasa que te extienden.

Alberto Szpunberg, Su fuego en la tibieza





...Acabo de tomarme el último sorbo de un botellín de cerveza. Sí, ya sé: ¿por qué decir eso y no decir tantas otras cosas? Me lo pregunto constantemente: ¿por qué escribir que me tomé el último sorbo de un botellín de cerveza y no lo que pensaba el otro día mientras nadaba y veía el fondo azul de la piscina o lo que pienso en medio de una algarabía de niños de ocho años que me llaman "profe", como si yo pudiera enseñarles algo, como si yo no estuviera todo el día con los ojos y los poros abiertos, como una esponja?...

...En el documento word que hay debajo de la página en construcción de blogger están las palabras con las que yo he decidido sustituir las palabras exactas que dice Erri de Luca en Napolide, sin alterar demasiado lo que de Luca decía: esa elección de palabras frente a todo un mundo es lo que solemos llamar traducir y es además una lucha titánica contra monstruos que uno no sabe de dónde van a venir o dónde están agazapados...

...Erri de Luca dice Si staccano così le foglie, i capelli, le gocce, le pagine: Se arrancan así las hojas, los pelos, las gotas, las páginas, y también mis palabras siguen sonando hermosas y emocionantes...



...Empiezo otra cerveza, y suena otra música, otro sonido, en los auriculares, cuyo ritmo no termina de superponerse al sonido de las chicharras que entra con la brisa por la ventana...

...Como el mar suaviza lo que pienso o lo que siento o las arcadas, como el mar me domestica de esta manera indecorosa e indecente, no puedo hablar por ejemplo de política, de esa rata llamada Díaz Ferrán, de las comisiones que veo que me cobran en los bancos, de que la dirección de Radio Nacional se haya cargado El Ambigú de Diego Manrique, de que se prohíban las corridas de toros en Cataluña, de todo eso que me indigna cada día, a pesar de la suavidad que siento que transmiten mis palabras...

...Lo cierto es que a veces, cuando el mar no me domestica, siento suavidad y rabia a partes iguales: hace dos noches, por ejemplo, fui a La Carbonería...
...Sobre las teclas del piano que tantas veces he tocado estaban las manos de un tipo, que hacía melodías y arpegios sobre una estructura que un borrachín que tenía al lado calificaba de la esencia de lo andaluz, sonoramente, se entiende, no sé, y jaleaba sus gorgoritos vacíos, sus manierismos facilones y edulcorados, esa mala fotocopia de Albéniz y del maestro Rodrigo que iban desgranando sus dedos porrudos...
...El hecho es que había también un belga por soleares con buen compás y mejor voluntad que resultado y luego se sumó a la jam session un tipo con aire agitanado y un cantaor...

...No estuvo mal el simulacro, era divertido ver la solemnidad con la que mucha gente hacía fotos y esas cosas, pero mirando lo que hacían las manos sobre las teclas pensé, pensaba continuamente, no paraba de pensar, por qué el tipo del piano no iba más allá de aquellas melodías tan trilladas, a pesar de que fueran la quintaesencia de la andalucidad según el borrachín...




...El problema es que yo también estaba algo borracho, sólo que ni hacía compás sobre la mesa ni hablaba, sólo miraba las manos del tipo del piano y me irritaba que no fuera más allá, que se quedara en ese territorio tan cómodo, en esos arpegios sonoramente pseudoandaluces y esenciales que atraían bocas abiertas y flashes en personas rubias de lenguas lejanas...

...Me di cuenta de que el pianista estaba cómodo y no se aventuraba, porque no podía quizás, porque sus dedos no daban más de sí, pero sobre todo porque no quería aventurarse, estaba cómodo recorriendo esas sonoridades...

...Y pensé fugazmente, uno de esos pensamientos que a uno le asaltan cuando no puede verbalizarlos por el alcohol, pensé que la impostura tiene que ver con la comodidad, con la pereza, con no ir más allá, con no jugarse la vida...
...Miraba a Antonio y JR y nos reíamos como pobres diablos, como niños traviesos, y en esa risa estaba tal vez algo de lo que estoy escribiendo ahora. O no, no sé...

...Ya digo que por culpa del alcohol no lo verbalicé, y tampoco sé si lo que pensaba era algo así como estar entre la espada y la pared: o uno se juega la vida o es un impostor. No lo sé...
...Ni siquiera sé si pensaba sólo en las teclas o, como me temo, conociéndome, las teclas eran una topografía o un pretexto de la vida, de las maneras de vivir, de ese estúpido baremo de las cobardías que me acechan o de las topografías con las que suelo geografizar mi tiempo...
...Nunca he sabido por qué esas ochenta y ocho teclas son para mí asunto de vida o muerte...



...Hoy tocaba el piano y sudaba, y no conseguía ir más allá. Ayer, creo, lo conseguí en algún momento, sólo que ayer no estaba cansado por un día de trabajo mezclado con cuarentaysiete grados centígrados...

...El problema es que le ponía la misma voluntad que el pianista impostor, cómodo y cobarde de La Carbonería, sólo que deseo que mis dedos tengan esa coartada: ellos no estaban cómodos, iban más allá...
...Y no sé hasta qué punto también eso es una impostura, sobre todo ahora que escribo todo esto haciéndome el guay, con ese aire de superioridad que da la capacidad verborreica de teorizar sobre aquello que, en realidad, se nos escapa y que se llama vida...
...Bah, da igual, suena Manteca, suena Caetano Veloso...

Miguel Ángel Maya
Sevilla, 2 agosto, 2010