lunes, 30 de noviembre de 2009

No hables más de mí


...Sólo hay un momento en que Madrid me gusta más que en agosto (sí, me gusta Madrid en agosto, cuando no hay nadie, sólo pereza, y se puede caminar por la Gran Vía a mediodía sin ser empujado, cuando echo de menos el sur y el mar y odio Madrid en agosto) y es los días de invierno con mucho frío y con el cielo azul...
...Pocas veces he visto en una ciudad un cielo más azul que el de Madrid, algunos inviernos...

...Hoy mi amiga burocracia y yo teníamos unos asuntos, y es bonito caminar por Madrid bien abrigado bajo un sol radiante. Es simpático entrar en un bar y tomarse un café mientras dos o tres madridistas lamentan el resultado de ayer: el obús de Ibrahimovic...
...Es curioso cómo es el ser humano: se ha pasado el Madrid jugando de pena y justificado sólo por el resultado durante dos meses. Ayer, que su discurso tenía que haber caído por su propio peso, opinaban lo contrario...
...Uno no puede evitar sonreír bajo la taza de café cuando recuerda el partido de ayer, y vio cómo su equipo jugó con diez tanto en la delicada seda como a cara de perro y además se llevó el gato al agua...



No hables más de mí (1984), cortometraje de Alberto García Alix protagonizado por él mismo, Silvio Melgarejo y Ana Curra


...Después del partido fui a la Filmoteca a ver Casablanca. Era la primera vez que la veía en pantalla grande. Sí, no me cabe duda que tengo que ver cómo hacer para pactar con el diablo y que me permita vivir mis últimos años de vida en los fotogramas de esa película, aunque sea como el más anónimo de los extras, el más perdido de los personajes secundarios, el más insignificante objeto...


...Y después decidir si merece la pena huir para siempre o no...
...Volver a este perro mundo o quedarme en el cine...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 30 noviembre 2009

jueves, 26 de noviembre de 2009

Juguete rabioso

O carneiro sacrificado morre
o amor morre

só a arte nâo

Chico Cesar





...A las siete de la mañana los tejados ni siquiera parecen estar montados, ni las calles están puestas. La metamorfosis (o la metáfora o el síntoma) desde que abrazo su espalda en la calidez del colchón y huelo su cuerpo hasta el infame sonido del despertador y su repentina ausencia, y el café recién hecho, y los sueños todavía presentes, y el cuaderno listo con sus hojas en blanco para escribirlo todo, y el olvido, y un guión de cine, y las ideas que ayer no escribí en el cuaderno a orillas del colchón junto al agua y el oasis, porque abrazar una espalda y oler un cuello que duerme y respira y palpita, y la música de Nittin Sawhney y el día se va adentrando en mis ojeras se parece demasiado a un juguete rabioso...

...Después está todo lo demás: ese último eslabón perdido, esas pupilas todavía relamiéndose después de haber visto jugar al Barça, el piano agazapado, los juguetes rabiosos esparcidos por la alfombra, los papeles, los post-its con frases apresuradas antes de salir, la máscara, el revólver, que es el como el reverso de todas las palabras que tengo, que me quedan, y no me sale más lirismo, tengo un verso atragantado donde te mando a la mierda, después vuelvo a suplicar...



Miguel Ángel Maya
Madrid, 26 noviembre 2009

domingo, 22 de noviembre de 2009

La última voz


...Yo quisiera no escribir palabras impregnadas en lógica, pero la poesía me queda grande, por eso trato de secar las palabras un poco, por si en la evaporación se vuelven poesía, pero es imposible...
...Últimamente pienso mucho en la muerte. Es como si la respirara con más fuerza, como si la sintiera calma y celada. Cabaret en las tripas del difunto me está ayudando a rumiarla, a suavizar mi inquietud ante ella. Escribo como si fuera un actor de método o la resistencia de una bombilla, por ello necesito ponerme todo el rato en el lugar de quien ya está allí. Creo que la experiencia me está dejando un sedimento bonito y estremecedor...

...Antonio Vega escribió una canción antes de morir, y llegó a cantarla y a grabarla, pero falló el sistema operativo del ordenador donde se grabó y ya no hubo modo de volverlo a hacer porque Antonio Vega se fue para siempre: la música y la voz de esa canción se ha perdido para siempre...
...El libro electrónico me parece un gran invento: pero no puedo evitar tenerle algo de pánico a todo lo que depende de un sistema operativo o del funcionamiento de una máquina. ¿Qué pasaría si el servidor externo de mi email, el disco duro de mi ordenador y el disco duro externo, los tres lugares donde guardo la novela que estoy terminando, de pronto fallaran (cae el servidor de gmail y ambos discos duros sufren un colapso y dejan de funcionar? No tendría absolutamente nada... Como le ha pasado a la voz de Antonio Vega y a su última canción...

...Yo adoro las entrevistas: leer entrevistas, escucharlas, hacerlas, que me las hagan. Siempre quise escuchar cómo sería por ejemplo la voz de Julio Cortázar...



...Cuando fui a París y fui a ver el lugar donde está sus restos no había escuchado nunca su voz ni cómo decía lo que decía, ni cómo miraba, ni cómo gesticulaba. Sólo había leído palabras, pero nunca todo lo demás...
...Nunca esto:




...El hecho es que me cuesta pensar que la misma persona que está ahí, vivo, hablando mientras bebe whisky; sea ahora un cúmulo de huesos bajo tierra y ocupe ese leve espacio en un lugar conciso y silencioso de París, ese París que tanto anduvo y tanto amó...



...Quienes van a ese lugar de París, en cierto modo, tratan de establecer algún contacto con ese Julio Cortázar vivo. Su tumba está llena de escritos, de guiños, de vida, detalles, regalos, caricias, cariño, de gente que se detiene en medio del silencio y del frío, y tocan la flauta, o le leen en voz alta uno de sus relatos. Cuántas veces habrá leído en voz alta sus relatos o le habrá leído sus relatos a otros muertos, como hice yo, nervioso (¿por qué me puse nervioso cuando me vi frente a su tumba y por qué no acertaba a dar con las palabras cuando le escribí una nota que probablemente terminó en el cubo de la basura de alguno de los de mantenimiento?)...






...¿Dónde estará? ¿Quién será la gente que ha dejado esas notas? ¿Qué estarán haciendo en este preciso momento?...



...César Vallejo (vecino de Cortázar en Montparnasse, si no recuerdo mal) tenía ya su muerte en el recuerdo:

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pgaban
todos sin que él haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los camin
os...

César Vallejo



...París desde lo alto se ve así:











Foto: Daniela Procaccino. París, julio 2007.

...Quién sabe cuántos mundos hay en ese microcosmos de cerebros y neuronas de todos y cada uno de los seres humanos que están ahí dentro, que transitan, sueñan, viven, se enferman, se enamoran, se suicidan, se desesperan, se frustran, se...

Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, se despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangulan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustran, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehuyen, se evaden, y se entregan.

Oliverio Girondo






Foto: Daniela Procaccino. El Cairo, septiembre 2008.

...Así se ve El Cairo desde lo alto...
...Y es terrible...
...Tan cerca del abismo y del espanto como de lo más salvaje de la vida. Tal vez todo se reduzca a ver cuánto se deja domesticar la realidad, si se reparte los sueños a partes iguales con la poesía, o si, al menos, nos concede escuchar la última voz de quien más queríamos, de quien menos hemos olvidado, de quien nos dio de comer en la mano y lamimos hasta la última migaja...

Miguel Ángel Maya
Madrid 22 noviembre 2009

jueves, 19 de noviembre de 2009

Ojos de perro azul



Ven antes de que me hunda
en el torbellino del sueño,
ven a decirme "te amo" y desvanécete enseguida.

Desaparece antes de que te vea
nadando en un licor trémulo y turbio,
como a través de un vidrio esmerilado,
antes de que diga:
"Yo sé que te he querido mucho
pero no recuerdo quién eres".

José Hierro


...Suelo cantar cuando me enfado o cuando me entristezco, creo que por eso me siento tan musicalmente próximo al sur del mundo, y tan cercano a los carnavales de Cádiz, a esas retahílas de cinismo surrealista y divertido. A veces también me sentaba al piano, me encomendaba a las mentiras de las manos y de vez en cuando encontraba un buen callejón sin salida entre las teclas. Es sintomático lo mucho que me suena últimamente Rubén Blades. Tal vez no quiera que su música me envuelva, sino sus ojos de perro azul mirando cínicamente a la ciudad, sonriendo crípticamente a la humanidad, buscando dementemente la realidad, con ese paseo que se transforma en fuga, escape que se convierte en cita, cuando corremos en eternas retiradas, que pretendemos tornar en descubrimientos cada mañana, saltando de rostro en rostro en su soledad...

...En todos los barrios hay por lo menos un loco, y las ciudades están tan llenas de barrios como de locos. Me doy cuenta, releyendo ciertas entradas pasadas, de que tienen esa solemnidad extraña en la que no me reconozco del todo: esa literatura de muerte en cumpliento del deber que tanto me molesta no es la mía. Me jode que la sensación impotente de no terminar de parar, templar y mandar, de domesticar esta novela, lo tiña todo de una melancolía que parece uno de esos disfraces con el que no se encuentra cómodo del todo. Y no es así. Aunque esa lucha parezca un parto doloroso es divertida hasta los tuétanos: sobre todo cuando me veo en el espejo, tan solemne, tan triste y desamparado, tan mamarracho, y me digo: ¿de qué vas? No te me estarás cantautorizando ahora que te estás volviendo más feo y has vuelto a sentarte al piano...






...Mientras tanto, sigo aquí, frente a ti, mientras todo alrededor es lluvia, Francia, y Rubén Blades (afortunadamente)...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 19 noviembre 2009

jueves, 12 de noviembre de 2009

Manos vacías



Passerà anche questa stazione senza far male
Passerà questa pioggia sottile come passa il dolore
Fabrizio de Andrè





...Y sí, en un fundido en negro, en un guión de cine (ahora todo quiere ser guión de cine), una mujer en llamas y un hombre solo, con las manos vacías, con los pulmones vacíos, con el corazón saturado, como Marilyn Monroe diciéndole a su psiquiatra Ralph Greenson que quería desaparecer, en la pantalla o fuera de ella, daba igual, pero desaparecer, queriendo abrir las ventanas para que entren los tejados de los edificios que veo, distantes, lejanos, en este Madrid de cielo hepatítico y agrio, queriendo marcharme a Hiva Oa, dándole vueltas a todo el futuro, al presente, al pasado, masticando palabras, dichas, no dichas, apuntaladas, resquebrajadas, buscando todo lo que no está, lo que no se deja, lo que sé que es imposible, lo que me da un vuelco en el estómago, una puñalada trapera, todos los desencuentros que hacen aborrecer los desencuentros y los encuentros, porque basta meterlos en un mismo saco y que haya una mano inocente que los saque para convertirlo en un poema dadaísta, basta tener un poco de sed, basta tener hambre y una cama de hotel cualquiera, y un cuerpo, ahí, basta eso para que la carambola se produzca, para que prenda la mecha en algún sueño...



...Como un aullido fácil de lobo de telenovela barata me veo sacando la bandera blanca, me veo gritando un aullido insignificante, me veo yéndome con Alicia, que se hace el whisky destilando flores y que ni siquiera entrega su amor por amor sino por habérnoslo garantizado así de antemano. Y así es tan fácil como triste. Puede ser cansancio vulgar, pero puede ser también vulgar desilusión, o una lucha de gigantes para la que no estoy preparado. Cabaret en las tripas del difunto me vampiriza, me asedia, me deja sin un sólo gramo de energía, ocupa mi tiempo, mi espacio, mi insomnio, e incluso mis sueños: la tristeza de hoy viene de esa terrible pesadilla, ese terrible sueño poderoso que... y... Da igual, desde hace días siento a la muerte rondando y creo que es porque me empeño en hacer la autopsia de mis sentimientos, pero no quiero (o no puedo) darme cuenta de que para hacer una autopsia es condición indispensable que el cuerpo a diseccionar esté muerto, pero no aprendo, y siento que no puedo más...
...Y mientras tanto, ¿dónde estás tú?, digo, en qué estación de metro, en qué tierra ignota, en qué lejanía del ritmo de los días que pasan como quien mira al vacío y piensa que está mirando un muro de esos pintarrajeados que hay en las partes de atrás de los patios de los institutos...
...En medio del insomnio que ahora me tiene rendido, entregado, existen dos tipos de consuelo cuando las palabras dicen hasta aquí hemos llegado: uno es la triste impostura de la que huyo como alma que lleva el diablo y que se convierte en un viejo cuento triste y aburrido; el otro, que es mi consuelo cuando el tipo del espejo está a punto de llorar enfrente de mí, es saber que somos insignificantes y que seguiremos siéndolo, pero las ganas de llorar no se van: son como esas amantes incómodas que se empeñaron en quedarse a dormir después de un polvo triste, o peor aún, como cuando era yo ese amante que se quedaba a dormir (esa imagen de perro sumiso y esa ropa interior a los pies de la cama), y forzaba una cuerda alrededor de un cuello y seguía preguntándose dónde estaba todo...
...Qué insignificante ráfaga pero cuánto duele a veces...

P.D.
(y guiño para ti)


Miguel Ángel Maya
Madrid, 12 noviembre, 2009

sábado, 7 de noviembre de 2009

Noviembre y el otro lado del mundo


No soy quien escucha
ese trote llovido que atraviesa mis venas.

No soy quien se pasa la lengua entre los labios,
al sentir que la boca se me llena de arena.

No soy quien espera,
enredado en mis nervios,
que las horas me acerquen el alivio del sueño,
ni el que está con mis manos, de yeso enloquecido,
mirando, entre mis huesos, las áridas paredes.

No soy yo quien escribe estas palabras huérfanas.
Oliverio Girondo





...Ayer escribía con las manos frías y era noviembre. Tuve un sueño que tenía que ver con la película
Once; era uno de esos sueños poderosos que nos acompañan como una sombra pesada durante las primeras horas del día...

...Creo que ya escribí una vez que cuando era chico (unos cinco años) mis padres me llevaron a ver un eclipse de sol. Como para verlo nos pusimos delante los negativos de las fotografías, yo pensé que el eclipse era el negativo, y eso fue lo que yo estuve mirando durante el tiempo que la luna estuvo tapando el sol. A partir de ese día llamé eclipse a los negativos de fotos...

...Desde entonces tengo pasión por las latas de cine, por los negativos, por los fotogramas, por los eclipses... Por el otro lado del mundo, en general...




...Ahora un chico ha encontrado una película inédita de Chaplin en una lata que compró en e-bay... Yo creo que tiene que ser maravilloso encontrar los fotogramas de Chaplin en un zeppelín dentro de una caja. Tiene que ser maravilloso ese momento en que uno abre una caja y se encuentra unos eclipses y los pone a trasluz y ve a Chaplin moviéndose...

...Cuando era chico me pasaba el día delante del espejo: a veces imitaba a Charlot, porque decía que yo también quería ser director, productor, guionista, actor y compositor de mis películas. Porque decía que iba a hacer películas y me miraba en Chaplin. Me dibujaba un bigote con el lápiz de ojos de mi madre, y me enfadaba conmigo mismo porque no me quedaba realista, hasta el día que me di cuenta de que Groucho también lo tenía pintado. Y me reconfortó. Me pasaba el día interpretando películas que me decía que algún día tenía que escribir y rodar: recuerdo dos historias: la de un hombre minúsculo rodeado de gigantes, y la de un hombre que tenía en su cabeza una cáscara de nuez y una ciudad. Recuerdo que tenía más películas en mente, pero ahora no las recuerdo...

...También me miraba al espejo para mover los labios y decir palabras que no tuvieran que ver con el movimiento de mis labios: como en las películas dobladas, que a mí me fascinaban. Aprendía a hablar de ese modo y todavía hoy soy capaz de hablar así: los labios se mueven de un modo y mis palabras salen de mi boca sin nada que ver con los labios...

...Durante mucho tiempo esto fue una metáfora de mi vida: los labios tan desconcertados como descoordinados y hambrientos, y las palabras tan secas, tan frágiles, tan desorientadas, tan huérfanas...




...Ayer pensaba en eso. Anoche el cielo de Madrid estaba amarillento y ácido, pero protector a pesar de ser inhóspito. Me puse a pensar en el cielo de Nápoles, y en los cielos, en general, y en las palabras que a veces no son capaces de llegarle a los talones a ciertos cielos...

...Cuando tenía catorce años estaba enamorado hasta los tuétanos y me dormía siempre escuchando la radio. Me gustaban las voces cálidas, como la de Andrés Aberasturi o la de Juan Claudio Cifuentes ("Cifu" para los amigos), la voz que me acunaba con un programa que se llamaba
Jazz porque sí, y que ahora encuentro a veces en Radio 3...

...Escuchaba la radio en un walkman en el que siempre había un cassette, por si en la radio nocturna se decía algo maravilloso y yo necesitaba volverlo a oír. Pues una noche de verano Andrés Aberasturi se despidió de su programa con una canción de Tom Waits. Yo nunca había oído a Tom Waits y su voz me pareció espeluznante. Recuerdo que grabé la canción, que está intercalada con la voz de Aberasturi despidiéndose e invitándome a que me diera la vuelta y me abrazara a la almohada y pensara en punto, punto, punto...




...Cuando ví en el cine esa maravilla llamada Léolo volví a escuchar la voz de Tom Waits, hablando de la fría tierra. Me quedé hasta los títulos de crédito del final con un lápiz y un papel para apuntar el título y el intérprete de la canción. Ahí supe que se llamaba Tom Waits y cuando empecé a rastrear aquella voz de arena...



...Muchos años después conseguí la discografía entera, y buscando aquella canción del programa de Andrés Aberasturi encontré auténticas joyas sonoras, pero no encontré la canción...

...Ayer escribía, y era noviembre, y mientras escribo sin que me importe nada de lo que pasa ahí afuera pongo música en youtube, pongo las Variaciones Goldberg de Bach y escucho cómo Glenn Gould tararea las voces y su locura sonora, por ejemplo...
...Pero ayer me decidí a encontrar aquella canción...
...Y la encontré...




...La encontré porque antes encontré Noviembre, que nunca había escuchado, y pensé que si ahora acababa de llegar noviembre a mi vida y la voz de Tom Waits me acariciaba y mis manos estaban frías y había un vaso de vino al lado, y el piano yacía al lado del escritorio como un perro dócil, como una lágrima fácil, tenía que encontrar la canción de Tom Waits que llevo años buscando, aunque fuera en el otro lado del mundo...

...No paro de escribir, y me doy cuenta de que quisiera que mis palabras fueran capaz de conmover (conmover de conmoción, de terremoto, de escalofrío), como me conmueve la voz de Tom Waits, o como eso que decía Eric Clapton: que se había pasado la vida buscando esa nota, en ese momento justo, que hiciera llorar de emoción a todo un teatro...
...Y no...

...Esta mañana, mientras me bebía el café, más amargo que de costumbre, más triste, más con esa cosa que tengo en la garganta y no sale, por más que cante, por más que sienta, por más que necesite sentarme al piano y preguntarme qué me pasa, por qué este viento, por qué precisamente estas palabas, si precisamente ayer había encontrado la música que llevo buscando desde hace años...
...Pero no me siento al piano y no me pregunto qué me pasa, y lo necesito hasta el grito, carajo...
...Yo sé que lo que me pasa está en la música que hay al otro lado del mundo...
...Pero es que no encuentro esa música...
...No está, no se deja...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 8 noviembre 2009.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Salvaje insomne



If again the seas are silent
In any still alive
It'll be those who gave their island to survive
Drink up, dreamers, you're running dry.
Peter Gabriel

...Se ha ido López Vázquez sin salir de aquella cabina; Francisco Ayala, con su siglo a cuestas y su lucidez necesaria; Levi-Strauss, el hombre que odiaba viajar, con ojeras de tristes trópicos; Rafael Reig ya no responde las cartas de sus lectores en Público...
...Me entristece llamar a una puerta y que nadie abra, que nadie responda al otro lado y que sólo se oiga mi propio eco, que las ausencias se construyan a base de frío, que los capítulos de la vida decaigan hasta desaparecer en un fundido en negro al que nadie le importa, tan parecido a la indiferencia, tan pobre...
...Ha llegado el invierno y el insomnio, el sol apenas velado y el cielo azul pero agrio y frío y chernobilizado de Madrid. De todo ello sólo el insomnio es salvaje, sólo las vueltas en la cama, sólo el abrazo a una espalda, a un cuerpo que late, respira, sueña, desnuda tan sólo en lo que tienes de oculto y redondeado. Tatuada con el nombre de aquel desconocido como si lo repugnante te vistiera el muslo izquierdo. Adivinando lo que puede ser al otro lado de tu pulso. Adivinando cuál sería tu respuesta en una hoguera, en un nicho de plomo calcinante, en un pensamiento incendiado hasta el incesto, como la miraba dormir Homero Aridjis...
...Salvaje insomne, me levanto de la cama con cuidado, y recorro los silencios de la casa. Sé que el insomnio ahora tiene un nombre propio, y no tiene música, a lo sumo la banda sonora del fotograma, un beso, cualquiera, de Ava Gardner o de Greta Garbo, un silencio cualquiera de esos que Marilyn, con gin y llenando mucho los pulmones, se tomaba antes de repetir por enésima vez la misma escena de "Where's my bourbon". Recorro la casa, vacía, oscura, como los tejados que veo desde la ventana, como la ciudad, como los sueños por los que ya no transita nadie, o lo hace agazapado, claro. En las estanterías hay libros, muchos libros, y cuando estoy insomne y salvaje, cautivo y desalmado en vez de abrirlos, diseccionarlos, bostezar, me da por olerlos. Claro que si hablamos de olores nos da el alba: el olor de la cama, el olor de la ropa, del cuarto, de las sábanas, el olor del café, el olor de la casa, el olor del piano, de los libros, del frío, del fracaso, del silencio, del insomnio...
...Me miro en el espejo, sin revólver (mal asunto, cómo guardar siquiera un revólver en un pijama), sin alcohol, sin miedo, y le digo al tipo ese de las ojeras que me mira eso de "bebe, soñador, te estás quedando seco"...
...Pero tampoco es eso, como casi siempre...

Miguel Ángel Maya
Madrid, 5 noviembre 2009